
Y
en el final, volvemos a desarrollar nuestras crónicas de las ciudades
imaginarias y esta vez nos vamos a un curioso pueblito de la cordillera.
Se llama Morada del Aguila. Y a pocos kilómetros del centro ya nos sorprende con un inquietante Cañadón del Angel. Las bucólicas imágenes que aquí les mostramos no dan cuenta de lo perturbador que ese lugar puede llegar a ser.
Si quieren saberlo, tendrán que escucharnos.
Los esperamos, como siempre, cuando el fin de semana se extingue.
Se llama Morada del Aguila. Y a pocos kilómetros del centro ya nos sorprende con un inquietante Cañadón del Angel. Las bucólicas imágenes que aquí les mostramos no dan cuenta de lo perturbador que ese lugar puede llegar a ser.
Si quieren saberlo, tendrán que escucharnos.
Los esperamos, como siempre, cuando el fin de semana se extingue.
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